Miedo al éxito.
Es difícil creer que existe el miedo al éxito, pero es una de las principales razones de nuestros fracasos y limitaciones.
Todos queremos tener éxito ¿o no?
Un miedo difícil de reconocer.
“El éxito consiste en vencer el temor al fracaso”.
Charles Augustin Sainte-beuve (Escritor y crítico literario francés).
¿Qué significa tener miedo al éxito? ¿Miedo al éxito? Parece ilógico. Aparentemente todos deseamos ser exitosos, ¿o no? El éxito causa temor por el significado que le damos. El éxito nos da miedo, cuando:
Consideramos que el éxito demuestra nuestro valor como personas. Si pensamos así, una vez alcanzado cierto nivel, creemos que tenemos que mantenerlo a toda costa para no perder ese valor adquirido. Lo que significa, tener éxito en todo lo que hacemos. No fallar nunca. Esto es imposible. Ante esta creencia errónea, la gente prefiere estancarse en donde considera, que puede mantenerse fácilmente.
Pensamos que, a mayor éxito, mayores responsabilidades, trabajo y esfuerzo. Creemos que el tener éxito va a exigir de nosotros conductas que no tenemos o responsabilidades que no sabemos manejar. Cuando pensamos que el costo va a ser muy elevado, nos frenamos.
Tenemos la creencia, errónea, de que no nos lo merecemos o de no somos lo suficientemente capaces para mantenerlo. Esto nos lleva a pensar que en cualquier momento lo podemos perder y por lo tanto, sufrir.
Consideramos que el éxito va a provocar la envidia y el malestar de la gente que nos rodea, alterando o deteriorando nuestras relaciones. Relaciones que no queremos perder.
Pensamos que si logramos nuestra meta, vamos a perder la motivación o ya no vamos a tener algo porque luchar.
El temor al éxito se basa en creencias equivocadas, relacionadas con las consecuencia de nuestro éxito. Consecuencias que se van a dar en el futuro. Generalmente esas creencias son equivocadas o están exageradas. Están relacionadas con un mal aprendizaje que tuvimos en algún momento de nuestra vida. Pero estamos seguros de que así va a ser. Como no queremos exponernos a problemas o sufrimientos futuros, evitamos el éxito. Con frecuencia esta forma de pensar es inconsciente. No nos damos cuenta de ella. El dicho “más vale malo por conocido, que bueno por conocer” refleja perfectamente esta situación. Lo desconocido puede ser amenazante. Como no podemos manejar el futuro en nuestro presente, sentimos la falta de control y nos angustiamos. ¿El resultado? Dejamos de hacer muchas cosas que aumentan nuestros logros. Creemos, equivocadamente, que si demostramos que podemos tener éxito, porque tenemos la fuerza y determinación para ello, tenemos que explicar por qué no lo tuvimos antes. Por qué no evitamos parte del sufrimiento que hemos vivido. Esta forma de pensar es equivocada. Hoy no somos los mismos que en el pasado. Cada día aprendemos algo nuevo y nos fortalecemos. Si hoy hacemos algo que no hicimos en el pasado, es porque hoy podemos hacerlo y antes no.
¿Qué hacer?
Analiza tu comportamiento. ¿Podría ser, que un obstáculo importante en tu vida sea el miedo al éxito? ¿Cuáles crees que son las razones para dicho miedo? Escríbelas en un papel. Si le enseñaras ese papel a la persona que más te quiere y le pidieras que analizara cada una de las oraciones que escribiste, diciéndome por qué no está de acuerdo con cada una de ellas. ¿Qué crees que te diría? En otra hoja de papel escribe una por una, todas las razones que tu amigo te daría. Hazlo ampliamente, imaginando que es él quien escribe. No pienses en lo que estás escribiendo. No lo analices ni critiques. Cada vez que sientas que algo te impide seguir adelante con una meta o una conducta, saca el papel y léelo cuidadosamente. Esa persona seguramente es más objetiva que tú. Si crees que su opinión no es correcta, porque no te conoce íntimamente o porque te quiere mucho. Piensa que tu opinión tampoco es objetiva. Si todas las críticas que te haces fueran ciertas, no habrías obtenido nada de lo que tienes. En ningún sentido. ¿Quieres lograr más? Date el permiso y la oportunidad. Si no sabes algo, apréndelo. Si necesitas ayuda, pídela. Tu valor como persona no depende de tus logros o fracasos. Depende de tu capacidad para sentir, pensar, aprender, desarrollarse y actuar. Tu capacidad es mucha mayor de la que crees. No te des más excusas. Actúa como si no tuvieras miedo, practica y disfruta los
resultados.
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