Desde Mamá Mía 360. Te explicamos qué es el pensamiento sistémico, sus principios, método y características. Además, el pensamiento causa-efecto.
¿Qué es el pensamiento sistémico?
El pensamiento sistémico o pensamiento sistemático es un marco conceptual que comprende la realidad como un sistema de objetos interconectados o de subsistemas. En consecuencia, procura comprender su funcionamiento y sus propiedades para solucionar un problema.
Dicho de un modo más sencillo, el pensamiento sistémico prefiere ver totalidades en lugar de partes aisladas, para centrarse en los patrones de funcionamiento o en el modo de interrelación entre las partes, operando como un sistema.
Se trata de una forma de pensamiento desarrollada a lo largo de los últimos setenta años. Aspira a facilitar la comprensión y resolución de patrones, a partir de conceptos comunes en otras disciplinas, como la ingeniería, la biología o la teoría de sistemas.
El término pensamiento sistémico proviene del concepto de sistema, por el cual se entiende cualquier conjunto, organismo o segmento de la realidad que pueda ser descrito en base a sus componentes y la interacción entre ellos, haciendo abstracción del “afuera” del mismo.
Los sistemas tienen “entradas” y “salidas” por los que intercambian información (energía, materia) con su medio circundante, y dependiendo de cuánto lo hagan pueden ser sistemas abiertos (intercambio libre) o cerrados (intercambio limitado o nulo).
Antecedentes del pensamiento sistémico
Sus antecedentes son en la filosofía, la teoría hilozoista, y en la biología el vitalismo. En cuanto a la psicología, es importante la noción del Gestalt.
La Teoría general de sistemas fue enunciada en 1937 por Karl Ludwig von Bertalanffy (1901-1972). Este filósofo y biólogo austríaco propuso el enunciado original de la inaugurando una tendencia que otros incorporaron posteriormente a sus áreas respectivas de estudio.
Por ejemplo, fue retomada por el psiquiatra prusiano Kurt Goldstein (1878-1965) y el fisiólogo estadounidense Walter Cannon (1871-1945). También disciplinas como la ingeniería se nutrieron de esta nueva perspectiva, dando pie al surgimiento de la cibernética.
En 1961, con la aparición del libro El sistema social, el sociólogo estadounidense Talcott Parsons (1902-1979) aplicó la teoría de sistemas a la sociedad entera, siendo hasta hoy una de las mayores aplicaciones del pensamiento sistémico disponibles.
Características del pensamiento sistémico
El pensamiento sistémico comprende sus objetos de interés como sistemas ordenados, y para ello aplica cuatro principios fundamentales, que son:
- Principio de posición. Existe una jerarquía dentro de los sistemas, o sea, un orden vertical, del que depende el lugar que ocupen sus elementos. Esto se replica también a la hora de analizar sistemas de sistemas, es decir, suprasistemas.
- Principio de relación. La relación que existe entre los elementos de un sistema, o entre sistemas distintos de un mismo suprasistema, genera polaridades, fuerzas de atracción o repulsión, y permite la formulación de una teoría de campo.
- Principio de limitación. Todo sistema se halla limitado por controles que corrigen su duración, medida, ritmo, radio de influencia y modelo de funcionamiento.
- Principio de equifinalidad. Los sistemas que avanzan hacia un propósito determinado, pueden alcanzarlo por distintos mecanismos, siempre y cuando contemplen el mismo fin.
Además, existen otros criterios psicológicos del pensamiento sistémico, que son:
- Que las propiedades esenciales de un sistema pertenecen al conjunto, y ninguna de sus partes puede tenerla por sí sola. Un sistema es más que la suma de sus partes.
- Todo análisis de un sistema debe hacerse desde lo micro y lo macro, lo sub y lo supra, en sus distintos niveles.
- Una parte del sistema es un patrón inserto en una red de relaciones.
- La realidad es una red de relaciones.
Metodología del pensamiento sistémico
La metodología de este tipo de pensamiento puede ser muy diversa, pero a grandes rasgos se resume en cuatro pasos fundamentales:
- Adquirir una visión global del sistema y sus conjuntos.
- Comprender las implicaciones entre las partes del sistema y su proyección a mediano y largo plazo.
- Reconocimiento de los (sub)sistemas dinámicos y complejos e interdependientes que permiten la construcción de modelos útiles para la resolución de un problema.
- Reconocimiento de los indicadores medibles y/o no medibles para poder emplear recursos cualitativos o cuantitativos según sea necesario, y así obtener conclusiones.
Beneficios del pensamiento sistémico
El pensamiento sistémico brinda una perspectiva más holística, es decir, más global, compleja y dinámica de la realidad. Permite modelar sistemas complejos, reducir problemas a su mínima expresión, y abrir nuestra mente a soluciones de “fuera de la caja” (Out-of-the-box en inglés). Por eso, replantea drásticamente la perspectiva del asunto estudiado.
Diferencias con el pensamiento causa-efecto
El pensamiento causa-efecto y el pensamiento sistémico son dos rutas distintas hacia un mismo resultado. Sin embargo, el pensamiento causa-efecto se caracteriza por una relación directa entre un evento y sus consecuencias: una causa determinada y un efecto medible de la misma, asumiendo que hay una relación demostrable entre las dos.
Esta es, en algunos casos, una de sus debilidades: no siempre pueden percibirse los efectos de una causa, o conocerse las causas de un efecto percibido, y ello no significa que no existan. En ocasiones, incluso, el exceso de información contextual oscurece cualquier intento por establecer una causa y un efecto. Allí es donde el pensamiento sistémico prueba su valía.
Útil para evaluaciones a largo plazo, el pensamiento sistémico permite comprender las relaciones complejas que vinculan dos eventos, en principio, distantes entre sí, o difíciles de relacionar directamente, permitiendo alcanzar una perspectiva que vaya más allá de la necesidad de buscar un responsable o de atribuir culpas.
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