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י״ג בתשרי ה׳תשפ״ה (15/10/2024)
בס"ד

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Pasar el día pensando en lo que tienes que hacer, sin tomar acción y culparte cuando llega la noche. ¿Cómo salir de este ciclo tóxico?
 
La culpa, es la emoción que sentimos si nos decepcionamos a nosotros mismos o a los demás al no cumplir con un objetivo en particular.

Puede ir desde algo impuesto por un tercero, como no cumplir con una fecha límite y retrasar un proyecto, o puede ser autoimpuesto por nosotras mismas, como nuestra percepción personal de que no hemos estado a la altura de nuestra verdadera capacidad, y caemos en ese popular “no he hecho lo suficiente”.

La culpa por “no ser lo suficientemente productivo” generalmente nos lleva a largos ciclos de ansiedad y frustración. Nos da la sensación de que nunca tenemos suficiente tiempo y necesitamos pasar cada segundo de manera significativa, empezando a enfocarnos más en el problema y lo que no hicimos o por qué no lo hicimos que en las soluciones o pasos que debemos dar para obtener diferentes resultados.

Te compartimos una estrategia de 5 simples pasos para empezar a cambiar tus pensamientos y manejar la culpa tomando acción de tu tiempo:

  1. Piensa qué quieres lograr y establece una meta clara: Ser específico con lo que quieras cumplir en tu día y en tu semana te permitirá tener una mejor visión de lo que tienes que hacer. Hacer más no siempre es la solución para lograr más. De hecho, tomar descansos y relajarse también es necesario. Así que teniendo en cuenta tu tiempo disponible crea objetivos claros.
  2. Maneja tus expectativas: La culpa por no hacer lo suficiente a menudo se debe a expectativas poco realistas. Es importante organizarnos, pero no debemos establecer expectativas imposibles sobre cuánto podemos hacer en un día. Sé compasivo y flexible, recuerda que, si de casualidad tienes familia e hijos, siempre existen los imprevistos.
  3. Reorganiza tu lista de tareas: Muchas personas suelen sentir culpabilidad crónica nocturna, es decir, ir a la cama sintiéndome culpable porque no había terminado mi lista de tareas pendientes.

Si trabajas duro constantemente pero nunca terminas tu lista de tareas pendientes, es muy probable que tu lista sea el problema, no tú. Recuerda que esa lista debe trabajar para ti y ser un recurso útil para organizarte, no para recriminarte.

Mi consejo es, que dividas tu meta en pequeñas actividades manejables y anotes todo lo que tengas que hacer en el día, luego divide las tareas en “Importantes” y “Urgentes”, te dejo unos consejos para que puedas organizarte mejor:

1- Tu idea
2-Tu visión
3-Tu meta anual
4-Tus metas trimestrales
5-Tus Objetivos semanales


Elimina las cosas que no se alineen a tu visión (Las distracciones): Evita tomar acción mientras realizas actividades que puedan distraerte, por ejemplo, trabajar con la tv encendida, o el celular al lado. Coloca tu teléfono en silencio mientras trabajas, y mantente en lo posible en un espacio dedicado a tu concentración.

 No te compares y comprométete contigo: En una cultura de comparación, las redes sociales pueden engañarnos para que pensemos que todos los demás están operando al 200 % de su capacidad, haciendo que te sientas como la única persona en el mundo que no logra avanzar con nada. Confía en mí, no lo eres.

¿Sabes lo que obtendrás comparándote? Más sentimientos de insuficiencia y culpa. Así que deja de sabotearte mirando los tiempos de los demás porque detrás de su éxito probablemente hay mucho de lo que no sabemos, otras luchas distintas a las tuyas, muchos fracasos, lados negativos y también mucho esfuerzo. Mentalízate que estas a tu tiempo y en tu propio camino, y comprométete con los pasos que te propones lograr.

Reto de la semana
Por cada día de la semana que te vayas a la cama sintiéndote culpable de no haber terminado tu lista de tareas pendientes, pensando en que perdiste tu tiempo, o en todo lo que pudiste haber hecho diferente, te propongo que le des al stop de tu cerebro y empieces a hacer una lista mental de todo lo que SÍ lograste, busca lo positivo en el más mínimo detalle, ya sea que viste una serie con tu hijo donde él aprendió algo nuevo, pasaste más tiempo cocinando y alimentaste a toda tu familia con un menú delicioso, o lo que sea que hicieras durante el día, y notarás cómo a pesar de no haber logrado todo, lo que alcanzaste a hacer también es valioso e importante.

Es hora de trabajar felices!!
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Branding

EMBAJADOR DE MARCA

Los embajadores de marca son los mejores aliados de las empresas para promocionar sus productos y fortalecer la estrategia de branding. Te explicamos qué significa ser embajador de una marca.  Embajador de marca En un mercado cada vez más saturado en el que los consumidores están expuestos a una gran cantidad de mensajes publicitarios, no es fácil conseguir que una marca destaque. Limitarse a promocionar los beneficios de los productos no basta, las marcas deben ser capaces de comunicar sus valores y conectar emocionalmente con su público objetivo. Esa es precisamente la misión del embajador de marca. ¿Qué significa ser embajador de una marca? El embajador de marca es una persona que representa la imagen de la organización ante su público objetivo. Encarna la identidad corporativa, se identifica con sus valores y se encarga de atraer a clientes potenciales generalmente compartiendo sus experiencias con los productos y/o servicios de la empresa. Los embajadores de marca realizan diferentes acciones promocionales offline y online. Pueden convertirse en una de las voces del blog corporativo, acudir a los eventos patrocinados u organizados por la marca, grabar spots publicitarios o alimentar el interés por la marca a través de publicaciones en sus redes sociales. La importancia del embajador de marca en el marketing El impacto positivo de las acciones de los embajadores de marca suele aumentar la popularidad de la empresa y, como resultado, se produce un incremento de las ventas. ¿Cómo ser embajador de una marca? Para ser embajador de una marca hay que cumplir ciertos requisitos. Ante todo, la persona debe tener una buena reputación dentro y fuera de Internet. También debe identificarse y proyectar los valores de la marca. Generalmente se busca a personas proactivas y extrovertidas con una gran capacidad de comunicación con el público objetivo. Eso significa que para ser embajador de una marca hay que cuidar mucho la imagen y ser auténtico.  Mantenerse activos en las redes sociales y conseguir una buena base de seguidores fieles es un buen comienzo. De hecho, muchas marcas están apostando por micro-influencers en nichos de mercado específicos que tengan una gran credibilidad y una conexión fuerte con su público. Existen plataformas, como Scrunch, especializadas en poner en contacto a los influencers con las marcas. Por supuesto, tener conocimientos de marketing también allana el camino para ser embajador de una marca.

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