
El conocimiento es poder: la metáfora que todo emprendedor necesita recordar
En el camino del emprendedor hay días en los que el sol quema, la garganta se seca y la energía parece agotarse. Uno siente que está arrastrándose por el desierto buscando agua… una señal, una pista, una oportunidad.
Y ahí aparece la elección.
A la izquierda, un cartel que dice “AGUA – 9 km”.
A la derecha, otro que dice “H₂O – 50 metros”.
Ambos significan lo mismo.
Pero solo quien tiene conocimiento, quien aprendió, quien se formó, quien se animó a preguntar, a investigar, a leer, a escuchar… sabe cuál camino elegir.
Porque el conocimiento no es solo información:
es una brújula que te evita caminar 9 kilómetros en la dirección equivocada.
Es el poder de tomar decisiones inteligentes, rápidas y estratégicas.
Es la diferencia entre sobrevivir o construir.
El emprendedor que estudia, que se rodea de gente que sabe, que se capacita y que no se conforma con “lo que cree saber”, tiene ventaja.
No porque sea más afortunado, sino porque aprendió a pensar mejor.
Cuanto más sepas, más podrás decidir.
Y cuanto mejor decidas, más cerca estarás de tu propósito, de tu independencia, de tu libertad.
En este mundo de desiertos, redes, algoritmos y competencia, el conocimiento es tu oasis.
Y el agua está mucho más cerca de lo que creés… si sabés leer el cartel correcto.
Recuerdo cuando hice aliá.
Creía que sabía muchas cosas. Venía con títulos, con experiencia, con proyectos, con energía.
Pero Israel te enseña algo distinto: que el conocimiento sin adaptación, sin humildad y sin apertura, no alcanza.
El olé aprende todos los días a reinventarse:
a leer señales en otro idioma,
a interpretar silencios,
a descifrar procesos que parecen imposibles,
a aceptar que no saber también es parte del camino.
Y ahí está la clave.
No hay aprendizaje más profundo que el que surge del desafío.
No hay crecimiento sin incomodidad.
Mi papá —el Tate— siempre decía:
“No hay conocimiento inútil. Lo que hoy no entendés, mañana puede salvarte.”
Y tenía razón.
Su vida fue una escuela de superación constante.
Vino de una familia humilde del Chaco- Resistencia, estudió, trabajó, se reinventó mil veces.
Y siempre tuvo sed de aprender: desde óptica hasta historia, desde idish hasta canto.
Él me enseñó que el saber no es un lujo, es una herramienta de dignidad.
Por eso cada vez que veo esa imagen del hombre arrastrándose en el desierto, pienso en él.
Pienso en los olim que llegan con los labios secos de tanto esfuerzo y la mirada llena de sueños.
Y pienso también en lo que mi Bobe siempre decia:
“El conocimiento no ocupa lugar, pero te da lugar.”
Esa frase me marcó.
Porque es exactamente eso lo que hacemos cada día:
Buscar nuestro lugar.
Aprender, desaprender y volver a aprender.
Tener la humildad de admitir que no lo sabemos todo, y la valentía de seguir caminando igual.
El conocimiento es poder, sí.
Pero también es libertad, identidad y futuro.
Y mientras algunos caminan 9 kilómetros buscando “agua”, otros, los que estudian, los que preguntan, los que escuchan, los que se forman… descubren que el “H₂O” estaba a solo 50 metros.
Cuando entendés, todo cambia
Emprender, hacer aliá, educar, liderar, ayudar, amar… todo requiere conocimiento.
Y el verdadero éxito no está en llegar rápido, sino en saber hacia dónde estás caminando.
Porque cuando entendés, todo cambia:
Tu forma de mirar, tus decisiones, tu energía y hasta tu destino.
✍️ MBA Federico Pipman
CEO de Mamá Mía 360 | Asesor de negocios y coach motivacional